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Es la aparición de vértigo intenso de corta duración, cuando el paciente coloca la cabeza en cierta posición. Característicamente nunca se asocia con otros síntomas.
No se conoce la causa que lo origina, pero se sabe que se puede presentar en casos de traumatismo craneoencefálico, infección en oído medio o como efectos de la hipoxia neuronal secundaria a ateroesclerosis.
En algunos pacientes se ha asociado el vértigo paroxístico con padecimientos vasculares a nivel del neuroepitelio laberíntico.
Se presenta con mayor frecuencia en pacientes de edad avanzada.
El diagnóstico se efectúa únicamente por la aparición del vértigo en cierta posición, sin embargo, es conveniente realizar además pruebas laberínticas que muestran nistagmus postural (al cambiar de posición la cabeza) de tipo periférico es decir, sin compromiso del sistema nervioso central y especialmente sin acompañarse de ninguna otra anomalía.
Siempre es importante diferenciar entre vértigo y desequilibrio ya que en los casos de enfermedades lentamente progresivas no existe urgencia terapéutica, mientras que cuando los síntomas son de inicio súbito, acompañados de sintomatología neurovegetativa (náusea, vómito) deben siempre descartarse otras enfermedades graves como infarto del tallo cerebral o del cerebelo en las que apremia el diagnóstico y tratamiento urgentes.
En cuanto a los procesos degenerativos, desafortunadamente no existe ningún tratamiento que pueda revertir el daño en el sistema del equilibrio por lo que las medidas de prevención y soporte con un diagnóstico temprano son fundamentales.
Todo paciente que presente vértigo, sobretodo en dos ó más ocasiones debe acudir al especialista para su estudio.
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