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Es el dolor localizado en el tórax y que puede ser de origen cardiaco o no cardiaco.
Los dolores atípicos o no cardiacos son descritos como quemantes o de tipo calambre. En ocasiones de tipo ardoroso o como un espasmo.
Desafortunadamente muchos dolores que son considerados como no cardiacos, sí lo son en realidad y pueden culminar en un infarto cardiaco.
Las causas más comunes de dolor NO cardiaco son:
Habitualmente este dolor se manifiesta como una sensación de opresión o de ahogo o angustia.
Habitualmente dura unos cuantos minutos y puede asociarse a náuseas, vómito, sudoración, mareo o pérdida de conciencia. Este dolor puede ser originado por obstrucción total o parcial de las arterias coronarias, o bien ser desencadenado por inflamación de una cubierta externa del corazón (pericarditis) o por alteraciones en la arteria aorta.
Debe acudirse inmediatamente a un hospital cercano para determinar la causa del dolor. El tiempo que transcurra puede ser vital para una adecuada atención.
Se sabe que el manejo exitoso de un infarto agudo debe realizarse dentro de las primeras 6 horas de iniciado el cuadro doloroso, de ahí que sea el médico quien determine la naturaleza del dolor torácico.
Debido a que el punto primordial es excluir un origen cardiaco, se realizará un electrocardiograma y pruebas sanguíneas para descartar infarto o pericarditis. La radiografía de tórax también podrá ser de utilidad.
Otros estudios que podrían ser de utilidad de acuerdo a las características del dolor incluyen:
Si se descarta un problema cardiaco pueden necesitarse estudios que evalúen el esófago, estómago y otras estructuras del tórax.
Un diagnóstico correcto llevará al tratamiento idóneo que podrá variar desde una simple medicación hasta tratamientos muy especializados.
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