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La hipertensión arterial se define como la elevación crónica de la presión sanguínea sistólica (alta), diastólica (baja) o de ambas, en las arterias. Se consideran cifras normales en adultos la presión arterial sistólica por debajo de 130 mmHg y la diastólica por debajo de 85 mmHg
Aproximadamente entre el 90 y el 95 por ciento de todos los casos de presión arterial alta constituyen lo que se denomina hipertensión primaria o esencial. Esto significa que se desconoce la verdadera causa de la presión arterial alta, pero existen diversos factores relacionados con la enfermedad. El riesgo de sufrir de hipertensión es mayor si la persona:
Es el factor de riesgo más importante de la Cardiopatía Isquémica y muy especialmente del Infarto del Miocardio, también lo es de la Enfermedad Cerebro vascular, así como de la Insuficiencia Renal y de la Insuficiencia Arterial periférica.
La mayoría de las personas que sufren de hipertensión generalmente no presentan síntomas. En algunos casos, pueden sentirse palpitaciones en la cabeza o el pecho, mareos y otros síntomas físicos. Cuando no hay síntomas de advertencia, la enfermedad puede pasar desapercibida durante muchos años
En el 90% de los casos de hipertensión se desconocen las causas que la provocan. A este tipo se le llama hipertensión primaria.
En la hipertensión esencial no se han descrito todavía, sus causas específicas, aunque se ha relacionado con una serie de factores que suelen estar presentes en la mayoría de estos sujetos. Conviene separar, aquellos relacionados con la herencia, sexo, edad y raza y por tanto poco modificables, de aquellos otros que se podrían cambiar al variar los hábitos, ambiente, y costumbres de las personas, como: la obesidad, la sensibilidad al sodio, el consumo excesivo de alcohol, el uso de anticonceptivos orales y un estilo de vida muy sedentario.
Para saber si se sufre de hipertensión es necesario consultar al médico. Debe realizarse un examen médico general que incluya una evaluación de los antecedentes familiares. El médico tomará varias lecturas de presión arterial por medio de un instrumento denominado «esfigmomanómetro» y realizará algunos estudios de rutina.
De acuerdo con la 7ª Reunión del Comité Nacional de la Prevención, Detección, Evaluación y Tratamiento de la Hipertensión Arterial, la presión arterial promedio normal es de 120/80 mmHg.
Si se mide la presión repetidas ocasiones, y si es mayor que 139/89, usted tiene hipertensión.
Cifras por encima de 139/89 definen a la hipertensión arterial y puede estar dada por aumento en el volumen sanguíneo, por el aumento en la fuerza de expulsión de la sangre desde el corazón o por un aumento en el tono vascular como respuesta al volumen del corazón y puede deberse a varias causas conocidas o desconocidas.
Se llama hipertensión arterial esencial o primaria cuando no se encuentra una causa. Alrededor del 95% de los casos de presión elevada son hipertensión esencial, aunque el estudio sistematizado puede definir algunos factores conocidos de hipertensión.
Aproximadamente el 5% de los pacientes con hipertensión arterial tienen una causa conocida, a esto se le da el nombre de hipertensión arterial secundaria.
En la Unidad de Diagnóstico Clínico hemos encontrado un 6% de pacientes hipertensos que se consideraban sanos y que se detectaron en la toma rutinaria de la presión arterial; otro 6% se ha diagnosticado hipertenso durante la Prueba de Esfuerzo.
La hipertensión arterial en la actualidad constituye un foco de atención de emergencia ya que puede tener complicaciones importantes como el infarto agudo del miocardio, eventos vasculares cerebrales con hemorragias y trombosis, insuficiencia renal y se acompaña con alguna frecuencia con embarazos tórpidos y problemas metabólicos.
De ellas, el infarto agudo del miocardio sigue siendo la causa más importante de muerte en los países en vías de desarrollo y desarrollados y por tanto la Hipertensión Arterial se considera un importante problema de salud.
No, la presión arterial varía normalmente durante las horas de vigilia y de sueño y puede tener factores que la modifiquen como:
Las causas de la hipertensión esencial no son claras, sin embargo diferentes factores pueden elevarla, tales como:
La herencia, el sexo, la edad y la raza también son factores importantes.
Las causas más frecuentes de la hipertensión arterial secundaria son:
Certeramente a la Hipertensión Arterial se le ha llamado "El Asesino Silencioso" ya que frecuentemente cursa durante muchos años sin sintomatología.
Su manifestación inicial es frecuentemente la presencia de cefalea, palpitaciones, taquicardia, fatiga, disnea al esfuerzo, pero incluso, en pocos casos, puede presentarse como muerte súbita
Ya que el cansancio por las labores habituales, el estrés, etc., pueden presentarse como manifestación de otras enfermedades no es frecuente que el paciente piense por sí mismo en la posibilidad de ser hipertenso, por lo que la recomendación es, si usted tiene más de 40 años, acuda al médico a tomarse la presión al menos una vez al año, idealmente durante un chequeo médico integral.
Si usted tiene antecedentes de familiares directos hipertensos o bien tiene alguna enfermedad de base, aún cuando sea menor de 40 años, tómese la presión con mayor frecuencia.
Cuando la presión arterial es sintomática el paciente puede referir cefalea (dolor de cabeza), cansancio, mareos, náusea, sueño, alteraciones visuales (visión borrosa, luces), alteraciones auditivas (disminución de la agudeza auditiva, zumbidos), hemorragia nasal, dolor de pecho o quedarse sin aliento.
Si bien es raro, a veces el primer síntoma puede ser un derrame cerebral o un infarto al miocardio.
La hipertensión arterial normalmente se detecta como hallazgo durante cualquier visita médica.
La presión arterial puede tomarse con diversos aparatos que se encuentran en el mercado. Deben preferirse los aparatos con manguito para el brazo, y de ellos pueden utilizarse los digitales, los esfingomanómetros (con reloj) o los baumanómetros (con mercurio).
La presión arterial debe tomarse en posición de sentado después de 5 minutos de reposo, esto evitará errores de diagnóstico por el estrés propio del motivo de su consulta o en su domicilio, así como variaciones normales de la presión con el ejercicio o cualquier otra alteración de las mencionadas anteriormente.
Para diagnosticar hipertensión arterial deben demostrarse cifras iguales o por encima de 140/90 en un mínimo de 3 ocasiones, aunque actualmente el sujeto "prehipertenso" debe estar bajo mayor cuidado médico.
La hipertensión puede diagnosticarse si las cifras exceden lo normal en 3 visitas distintas al médico, si las cifras son muy elevadas, si se realiza un MAPA (monitorización ambulatoria de la presión arterial) y se encuentran durante el día varias elevaciones, o si durante una prueba de esfuerzo se rebasa el 20% de elevación con respecto a la basal.
El estudio de la Hipertensión Arterial incluye un protocolo completo de sangre, orina y estudios de gabinete para descartar enfermedades que puedan provocarla ya que generalmente se encuentran en estos casos cifras más elevadas y complicaciones más severas.
El estudio de la Hipertensión arterial incluirá:
Como en la mayoría de las enfermedades, el tratamiento inicial consiste en cambios en el estilo de vida: dieta adecuada, control del peso y realizar ejercicio
Si estas medidas no fueran suficientes, el médico le indicará los medicamentos adecuados. Existen muchos fármacos útiles en el control de la presión arterial pero su administración requiere un estudio profundo y profesional de su hipertensión antes de decidir cual de ellos será el idóneo en cada caso. Cada paciente es diferente y puede requerir diferente medicamento y diferente dosis.
Recomendaciones generales para controlar la presión arterial:
En primer lugar el paciente debe modificar su estilo de vida, siendo las tres medidas de mayor eficacia:
La corrección de estos tres factores podría controlar a más de la mitad de los hipertensos esenciales, evitando la necesidad de tomar medicamentos
De una forma general, además se solicitarán una pruebas rutinarias que son: examen del fondo de ojo, analítica de sangre y orina (con glucemia, creatinina, ácido úrico, potasio, colesterol, proteinuria y microhematuria), electrocardiograma (que debe realizarse antes de iniciar el tratamiento porque algunos fármacos antihipertensivos pueden modificarlo) y en ocasiones radiografía de tórax. El ecocardiograma (estudio con ecografía del corazón) se reserva para los casos más complicados.
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