Es un estudio radiológico en el que se inyecta un medio de contraste directamente a la vía urinaria, introduciendo un catéter a través del uréter bajo visión directa con el cistoscopio,  permitiendo delinear la anatomía del tracto urinario.

Este tipo de procedimiento es ideal para aquellos pacientes que son alérgicos al contraste inyectado en la vena o no se les puede realizar estudios como la urografía excretora.

Su ventaja radica en que diagnostica cálculos pequeños que no se observan en la placa simple de abdomen, así como irregularidades del tracto urinario. Debe hacerse bajo anestesia local o bajo sedación.